Evitar el sufrimiento

Por: Antonia De la Cerda.

Irónico el estar llorando por alguien que te hizo feliz. El dolor de saber que no eres correspondido por esa persona y aun así, amarla.

En la vida cada uno pasa por situaciones similares, por un sufrimiento que nada lo iguala, “¿O es que consiste en verse, aunque sea un instante, al lado de tu corazón?”, el cuestionarse preguntas como la anterior, sin dejar de pensar en ellas, y en cosas que nos arrepentimos.

Así es como nuestro narrador empezó a pensar después de “la mañana”, al recibir una carta, viendo que todo por lo que pasó fue un simple desamor, una lucha que este nunca pudo ganar. Aunque él ya lo sospechaba, se le fue confirmado tras recibir tal dichosa carta por parte de Nástenka, la única persona que lo acompañó en su soledad, la que escuchó cada una de sus historias con ansias y educadamente, la persona con la cual pasó cuatro noches inolvidables…

¿Pero es que Nástenka fue la que siempre ilusionó a nuestro pobre narrador? 

“(…) no se enamore de mi… Tenga por seguro que es imposible el amor entre nosotros.” (pag. 22) Nástenka desde la primera vez que se conocieron advirtió este hecho, pero una solitaria alma no podría ignorar la presencia de otra, y además una que le entregara un cariño inigualable. Cada noche, cada conversación hacía que esta amistad, o amor para nuestro narrador, lograra que creciera más y más, el saber que tenía a alguien le entusiasmaba y le llenaba de ardor, ignorando las advertencias y la consecuencia de una soledad peor a la que ya llevaba.

En conclusión, Nástenka nunca tuvo la intención de ilusionar, y menos de estar con otra persona que no fuera su prometido, nuestro narrador se ilusionó por sí mismo, él se arrastró a su propio sufrimiento. “¡Y bendita seas tú por los instantes de ventura y felicidad que brindaste a otro corazón solitario y agradecido!” (pag. 89) el encuentro de estas dos personas hizo que este dolor fuera inevitable, ella tuvo un amor hacia él,  lamentablemente distinto al que él sentía por ella.